XIX Asamblea General de la Unión Mundial para la Naturaleza

Discurso del Presidente de la OPP, Organización por la Paz, Señor Carlos Peralta en la UICN XIX Asamblea General de la Unión Mundial para la Naturaleza. Bs As Argentina 24.01.1994

TESIS: CASA SIN CIMIENTOS, SIN AIRE, SIN AGUA Y SIN TECHO

Respetables Señoras, Señores, amigos del periodismo y colegas, hoy este evento que ha convocado a especialistas sobre el medio ambiente, los que han llegado desde los cuatro puntos cardinales del planeta, todos con la misma preocupación, ya que la mayoría de los presentes conocen la situación delicada que va en camino de lo irreparable, me refiero la que está soportando nuestra gran casa, que llamaremos en adelante así al planeta tierra, donde por fortuna habitamos, y por desgracia podemos perder todo lo que el nos ofrece desde milenios para vivir dignamente.

En nuestra función como hombres de una organización humanitaria integrada por periodistas, que cuando fundáramos hace unos años atrás la OPP, Organización por la Paz en Naciones Unidas en NY el 24 de Octubre de 1991, fecha muy conmemorativa ya que era el aniversario de la organización mundial, donde ese día comprometimos ser difusores de toda acción humanitaria que lleve adelante la ONU, a la vez como contribuyentes desinteresados proponiendo proyectos para que otros o nosotros mismos podamos realizar y cumplir la misión de ser custodios permanentes de la buena marcha de nuestro espacio habitable y de nuestra sociedad, trabajando en bien de la Paz para todos, lo que sabemos que podrá ser alcanzada a corto plazo, todo ello aportando el pequeño grano de arena dentro de nuestras posibilidades y poniendo el máximo del esfuerzo conjunto, que será la única forma con la participación de todos el poder lograr construirla. También nos comprometimos a que cada vez que sonaran las alarmas de la ONU, nos deberíamos poner en guardia en la salvaguarda de los derechos del hombre que esta organización madre administra, controla y programa en su favor, donde hoy ha puesto en alarma roja una vez más y como lo viene haciendo desde la década del 70 sobre fisuras en lo que respecta al ambiente estable para la vida humana, mientras que continúan los oídos sordos en nuestra sociedad mundial y la despreocupación en primer lugar, lo que nos está llevando a un camino irretornable. Esta alarma, es por que se está atentando con violencia contra nuestra gran casa, lo que por lógica, afectará a toda la sociedad mundial, ya que tenemos claro en esta época, que estamos compartiendo entre todos un mismo espacio, el que todo lo que ocurre en el, afecta a todos.

Esta cumbre mundial que se ha dado cita en la ciudad de Buenos Aires, titulada XIX Asamblea de la Unión Mundial de la Naturaleza, es un llamado más a la conciencia humana, desde los altos niveles del poder, hasta en los más mínimos espacios, ya que los daños no son de uno solamente que agrede al planeta, somos todos consumidores agresores y participes del desorden ambiental. Por ello es bueno poner de manifiesto una tesis que con la experiencia de los años, la que nos amplia por medio de las experiencias mayores conocimientos, por que debemos cumplir con nuestra misión asumida, especialmente cuando una alarma como esta nos pone en alerta roja a los comunicadores, por lo que debemos transmitirla como hombres del periodismo internacional al que nos debemos y a la vez en la función de responsables de una organización humanitaria que ha hecho un voto de servir a la sociedad. El Planeta está en un estado avanzado de peligro para la continuidad de la vida humana sobre el, recordando que desde hace una década atrás, nos informaban que porciones de terreno glaciares se desprendían fácilmente de los territorios ártico y antártico, como buscando terminar con los polos que nos dan el equilibrio suficiente para la vida humana estable, que podrá hasta llegar a cambiar la inclinación rotatoria de este balón que gira desde millones de años a la perfección y sin cambios en nuestro sistema solar que es el planeta tierra.

Las porciones de territorio formadas por grandes cubos rectangulares de hielo del tamaño de una provincia o de un pequeño país, que desde hace un tiempo empezaron a flotar a la deriva por los océanos, como buques fantasmas sin timonel, hasta que se logra derretir su carga de agua tan pura que es parte de la reserva acuífera mas grande de la tierra, que es la mejor bebida que podría abastecer por mucho tiempo y calmar la sed de la vida humana. Esos bloques de hielo eterno, que algunos alcanzaron los 50 por 80 kilómetros de longitud, que escuchábamos en Mar del Plata cuando estábamos como periodistas en la costa atlántica, donde finalmente descubríamos que estos cubos gigantes, siempre terminaban transformados en aguas saladas, al mezclarse en el inmenso océano. A todo esto se le suma la despreocupación o la inconsciencia de las grandes industrias apoyadas por los gobiernos administradores que dan autorización y vía libre al desorden, para que estas sigan avanzando sin control y tampoco cuentan con una programática establecida para preservar el futuro del medio ambiente planetario que nos sostiene, atentando contra la vida humana sobre la tierra, lo que acorto plazo, sonará una alarma que podrá ser tardía para encontrar soluciones a la catástrofe ambiental instalada, la que si hoy estamos aquí por que sabemos que es tarde para rectificar lo averiado, el mañana será mucho más tarde para reparar todos los daños que entre todos los hombres de la tierra le hicimos a nuestra única casa que nos cobija y que Dios nos dio, que es nuestro planeta y el que también nos provee alimentos diariamente. Por lo que decimos que hemos sido despreocupados de estar atentos al cuidado de ella, especialmente en este par de siglos de acelerada evolución industrial, donde también lo hemos sido contra nosotros mismos.

Todo esto nos hace ver que tiramos una fortuna irrecuperable en micros climas instalados por milenios, lo que deberemos volver a reconstruir entre la nuestra y futuras generaciones, para encontrar nuevamente es valor adquirido por milenios, ya que éramos los herederos millonarios de la historia de la humanidad, disponiendo de un clima estable y habitable, lo que en poco tiempo y tomados de la mano de inconsciencia y falta de una administrada programación precisa, empezamos a malgastar toda esa herencia a cambio de ciertos niveles de confort temporarios, los que no nos hicieron ver que el futuro siempre existe, dejando nuestro edén habitable al borde del colapso.

Señores, créanlo, esto es verdad, nos estamos quedando en nuestra única casa disponible, sin cimientos, sin suelo firme y sin techo, donde empezamos extrayendo de las profundidades de la tierra, el concreto que nos daba una cierta firmeza, sabiendo que de por sí, el planeta es sísmico por su propia naturaleza, que mantiene un constante movimiento con sus desplazamientos interiores de sus capas tectónicas, por lo que estamos destruyendo de esta manera la base solida que cumple la figura del cimiento para si decirlo, la que sostiene el suelo de nuestra casa, lo que en su evolución y a lo largo de su vida, logró solidificarse con diferentes capas salitrosas, volcánicas y fósiles, las que fueron suficientes y necesarias para llegar a ser totalmente adaptable y habitable para la raza humana. Lo que llegamos en estos últimos siglos al malgasto descontrolado, empezando por sacar uno de los principales cimientos de base, el agua potable, sin preocuparnos en ningún momento de tratar de encontrar la forma de potabilizar el agua que nos proveen los gigantescos océanos, también hicimos lo mismo con otros cimientos formados por diferentes combustibles como el gas o el petróleo, formados por restos fósiles que a lo largo de millones de años fueron depositados sumando así una capa más de nuestros cimientos base, a los que hoy extraemos para utilizarlos como el más inmediato combustible que actúa de contaminante del medio ambiente y sumando otros aspectos negativos, olvidando que el hombre esta capacitado para aprovechar otro tipo de energías mas puras y utilizables, como la solar, que siempre ha estado por intereses dejada en el archivo del olvido, las que podían suplir las que hoy hemos extraído y despilfarrado, que son parte de nuestros únicos cimientos que en parte dejan un hueco débil a nuestro suelo de la gran casa que entre todos habitamos y compartimos.

Sabemos que todo estas extracciones voluminosas, logran quitar las capas aislantes que contenían las altas temperaturas del interior de la tierra, que siempre ha sido muy calurosa por sus ríos subterráneos de lava ardiente de origen volcánicos, lo que inicia el calentamiento del piso de nuestro suelo, ayudando progresivamente al aumento de temperaturas a lo largo de las próximas décadas, donde serán mayores las sequias, se harán más frecuentes los incendios de los grandes bosques que se originarán muchos de ellos de manera subterránea, y al salir a la superficie sea en invierno o verano, hasta se llegará al descontrol para poder sofocarlos, ya que muchos pueden producirse en simultaneo en diferentes lugares de la tierra, no alcanzando los medios existentes para poder en su momento controlar tal anomalía no prevista. Allí muchos culpables inocentes se harán presentes y para algunos serán necesarios para solucionar la incógnita de esos imprevistos acusándolos de incendiarios, cuando lo vean simplemente preparar un rápido asado en le bosque, ya que el hombre estudia el más allá en el espacio y olvidó el más acá, el que tenemos tan cerca y nos esta sirviendo como medio de vida directo. Ese mismo efecto de la alta temperatura que produce el calentamiento producto de la sequía, se pondrán de manifiesto en los interiores de la tierra, en masas de materia orgánica de hace más de medio millón de años o mas, que estas están estacionadas en terrenos boscosos, que con la desaparición del oxigeno y el aumento de la acidez, esta materia se transforma en placas de carbón terroso, que seguramente serán los culpables de los verdaderos incendios subterráneos, que con la sequia y el calentamiento, agrietan la tierra, elevándose esto a la superficie, e iniciando los incendios de los grandes bosques, que pueden producirse en territorios como en california, que son de origen volcánicos y en otros lugares de la tierra similares a este mencionado.

A todo esto, en un balance de resultados negativos, vemos que hemos extraído el agua, la que cada día veremos que demora mucho más que en el pasado en cumplir su retorno a su lugar de origen, lo que en muchos casos es imposible que esto ocurra de volverla a la antigua fuente, ya que los combustibles utilizados especialmente por grandes aviones de transporte de carga o pasajeros, iguales los militares de gran porte y sumados a los del transporté automotor, completándolo las industrias, logran entre todos regar todo tipo de terrenos y campos con una capa muy delgada de combustible bituminoso que cubre a la tierra como un impermeable, o como una fina y milimétrica y hasta invisible carpeta asfáltica, impidiendo al agua de lluvia que retorne a su origen, recordando que el agua normalmente no hace mucho tiempo retornaba en su causa y efecto por evaporación y lluvias caídas, lo que ahora demorará muchísimo tiempo en regresar a su sitio original filtrada y potabilizada, ya que esta al no poder penetrar en la tierra, tomará nuevos cauces, buscara canales posibles o los trazara en su propio curso, buscando la salida por arroyos, riachos hasta desembocar en los ríos y hasta llegar al mar perdiéndose su capacidad de ser recuperada y así desagotar su caudal conjunto, que por lógica se producen de las normales lluvias, creando esto un desorden en su camino, causando aludes, o grandes inundaciones desconocidas por el hombre de hoy, que creía estar habitando el mismo suelo seguro, el que heredo de sus abuelos. A todo esto, lo que parecían soluciones se sumaron como grandes males, como los nuevos pesticidas que con ellos hoy se riegan los campos fértiles, como queriendo destruir rápidamente nuestra única y pura fuente de alimentación. Mientras que por otra parte se pone de moda enterrar en las entrañan de la madre tierra, como inyectándole a sus arterias o diseminándolos por el aire, cuando la nuevas plantas de reciclaje de productos tóxicos, ponen a la máxima temperatura a los tóxicos de alto poder venenosos y contaminantes, de las usinas de recuperación y reciclaje de estos productos altamente perdurables en el tiempo que dañan de forma irreparable el medio ambiente y crean nuevas enfermedades, al igual que las constantes pruebas nucleares como las que practican en la Polinesias en el Atolón de Mururoa desde 1966 o en islas del Caribe, las que dejan por años de ser habitables, u otros ensayos experimentales secretos, realizados en diferentes lugares de la tierra, sean submarinos, indo terrenos, extra terrenos o de cualquier otra forma, donde olvidamos que si la tierra nos da la vida diaria, ella también tiene vida…

Los hombres que administran fuerzas militares de diferentes estados del mundo, los que día a día recargan de usinas nucleares y avanzados lanzamisiles, para mostrarse en la pulseada internacional quien es el más fuerte, ya que esto se suma a la vez a la desgracia de la humanidad, en ponerla a ella en alto riesgo, donde la población indefensa se adhiere sin solicitarlo a un plan de terror y horror, que puede ser parte simplemente de un error humano el que sin quererlo, llegaría a producir una desgracia irreparable, por lo que armas tan poderosas pueden perjudicar al hombre y a sus territorios habitables, donde a la fecha ya tenemos vastas experiencias muy tristes con Hiroshima y Nagasaki, donde casi se alcanzó al medio millón de victimas, entre la población que no era participe de una guerra. Es que en todo enfrentamiento, siempre los inocentes y ajenos a ellos, son los primeros en caer en desgracia.

Verdaderamente en el balance vemos al planeta totalmente averiado, los polos que van en camino a derretirse en varias décadas, esa agua ocupara espacios de costas habitadas, las que deberán esas poblaciones desplazarse a superficies mas elevadas y seguras, lo que produciría una catástrofe de origen habitacional del hombre, donde recordamos la reciente cumbre de la tierra en junio de 1992 en Rio de Janeiro, llamada ECO 92. Allí fue resuelta en corto plazo su convocatoria, cuando sonaron las alarmas del llamado de la ONU a más de 170 gobiernos del mundo y millares de organizaciones ambientalistas que se hicieron presente de inmediato, pero al igual al día de hoy se sigue talando el Amazonas en forma masiva, sin reponer la forestación extraída de ese terreno, el que es uno de los pulmotores mayores del planeta para producir el oxigeno suficiente, actuando de manera contraria, ya que esos espacios de frescura terrena que han ido desapareciendo, fueron en estas ultimas décadas desde 1970 en adelante, creando pequeños tornados y tormentas que por la dirección de las corriente de aire sur norte, son llevados a la línea del ecuador, mezclándose corrientes de aire fría y cálida, para transformarse en grandes huracanes incontrolables por el hombre, ampliándose en el mar cálido del Caribe, que empiezan a recorrer un camino de zigzag y tirabuzón, rozando las costas del atlántico en el norte de América, con peligros de victimas fatales, para lo que en un periodo más, estos tipos de huracanes de mayor volumen, hasta podrán cruzar el océano sin perder su fuerza y llegar hasta el norte da África y parte de Europa, cambiando los estilos de vida y territorios habitables por el hombre desde milenios.

Es mucho el daño que los hombres le hemos hecho a esta gran casa confortable que es el planeta tierra que Dios nos dio, la que cuenta con un techo previsto de una capa de ozono que nos protege de los fuertes rayos solares, la que venimos perforándola de manera permanente, lo que va dejándonos en parte sin el techo de cobertura de protección necesaria.

Que nos queda por decir, que nos queda para poder habitar, que nos queda para poder proveernos de agua para nuestra generación y las que nos sucederán que es nuestro compromiso, por lo que es muy elevado el daño hecho por el hombre a los cimientos, al suelo, al agua, al aire y al techo…

Solo nos resta trabajar mancomunadamente entre todos, con grandes sacrificios para empezar a reparar y reconstruir nuestra gran casa, con privatizaciones, reforestando y pintando el planeta de verde forestal que es una de las formas posibles, donde cada habitante en su compromiso deberá plantar un árbol anualmente, en un mundo donde somos varios miles de millones de habitantes, lo que en el correr de los tiempos esa acción, servirá en parte al presente y fortificara el futuro de quienes nos sucedan. Es que el futuro del planeta siempre existirá, el del hombre, esta solo en sus manos…

Muchas gracias.

Carlos Peralta
Presidente de OPP Organización por la Paz
Embajador y Delegado del Trialogo para las Tres Américas y el Caribe
Presidente de la Cadena Iberoamericana de Radio y TV

 
 

   
 
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